¿Por qué las mujeres que están por los derechos de la mujer basados en su sexo, entran en contradicción con su activismo cuando ven que la derecha, los católicos u otros grupos religiosos están sosteniendo los mismos argumentos? Es difícil reconocer que los sectores conservadores se ha convertido en el reaseguro de los derechos de los seres humanos, no?
Históricamente, la lucha por los derechos de la mujer nunca fueron de la mano con ciertos grupos de derecha, que están en contra del derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo por ejemplo, con la libre elección de anticonceptivos o sobre la interrupción del embarazo. Pero poco a poco los gobiernos debieron escuchar las demandas del feminismo de la tercera ola e ir incorporándolos a su legislación y programas sociales a pesar de la influencia religiosa en los estados supuestamente laicos.
También muchas han rechazado a estos sectores de derecha porque el capitalismo y el feminismo son incompatibles. Se identificaban con el mercado capitalista donde se ignoran las condiciones de opresión de las clases trabajadoras y de las mujeres trabajadoras en particular.
Porque …. la lista es infinita, pero los tiempos han cambiado. La derecha e izquierda políticas que en el pasado servían para identificar posturas políticas y sus impactos en la vida de las mujeres ya no lo son más.
Hoy el neoliberalismo desregulador tiene a su mejor representante, a la izquierda.
Veamos a los partidos de izquierda, el ala izquierda de partidos populares como el peronismo, Podemos o el PSOE en España, la izquierda estadounidense del partido demócrata… ¿siguen ocupándose de las banderas de antaño? Básicamente los trabajadores eran su electorado, su misión era cuidar por los más desfavorecidos de la sociedad. ¿Cuales son las banderas actuales? ¿Pueden ver cuáles son las leyes, programas sociales y disposiciones a las que han acordado?
No importan las ideas, importan las etiquetas. Pero aquí también caemos en trampas. Las etiquetas entre las mujeres como “ser feminista” o “a favor del aborto” ya no nos dicen nada. Estas mujeres que se anuncian así en las redes sociales, por ejemplo, ¿acuerdan con la afirmación las mujeres tr4ns no existen, que son varones? ¿Están de acuerdo con “la prostitución nunca es trabajo sexual” ¿Pactan con la explotación de los vientres de alquiler, la afirmación de que los niños son un producto que se pueden comprar en un catálogo?
Veamos como funciona “dime de dónde eres y te diré si acuerdo con tus premisas”. En un posteo, una mujer académica, de clase media es atacada por su postura abolicionista de la prostitución. Una compañera, impecable al reconocer la lógica etiquetera y los lugares de pertenencia, ofrece un menú de opciones para acomodarse el paladar del oponente.
¿No te gusta escuchar a una académica como Florencia Freijo? ¿Qué tal Sonia? Ah! ¿No quieres escuchar a una mujer sobreviviente de la prostitución por ser blanca? Entonces, ¿te parece leer los argumentos de un varón como Diana Sacayán?
Los partidos políticos, las etiquetas dentro del feminismo pertenecen al pasado, ya no nos dice nada sobre sus posiciones políticas sobre temas cruciales que afectan la vida de las mujeres.
No es casual que en otros países muchas mujeres se sientan huérfanas políticamente o por el contrario, enfurecidas por haber dado su voto a partidos políticos con un inmenso peso en la opinión pública, que se niegan hasta definir qué es una mujer o sostienen que un niño puede consentir tener relaciones sexuales, es decir aprobando la pedofilia, como la ministra en funciones en España de Podemos.
Mientras se siga usando estas etiquetas, como anteojeras de los caballos para que solo vean el camino frente a ellos, para no distraerse con lo que ocurre en la calle, solo estaremos aceptando aún más la realización de una completa distopía.