El deterioro del rigor científico en las ciencias sociales:
“Menopausia con perspectiva colectiva”
Intro
En las ciencias sociales, los estudios sobre mujeres han mutado irónicamente hacia "estudios de género", donde la realidad biológica femenina se diluye bajo la ideología que retrata a las mujeres como víctimas perpetuas, en busca de justicia social. Este artículo examina cómo “Menopausia con perspectiva colectiva” politiza un proceso biológico exclusivo de las mujeres, fusionando teoría y militancia para priorizar narrativas ideológicas.
El conocimiento científico, fundamentado en hechos verificables, enfrenta un desafío creciente por el constructivismo epistemológico extremo, que prioriza narrativas subjetivas sobre la realidad objetiva.
Este problema se evidencia en el artículo “Menopausia con perspectiva colectiva”, que politiza un proceso biológico exclusivo de las mujeres, la menopausia, presentándolo como una causa de “justicia social” ( “una alarmante falta de políticas públicas”; “Necesitamos que el Estado sea interlocutor en esto” ).
Financiado por instituciones como CONICET, UBA y otras universidades, este trabajo refleja una agenda teórico-política alineada con el feminismo interseccional, que diluye el sexo biológico en narrativas de opresión sin sustento empírico: “Salir del relato en primera persona y que la menopausia se vuelva algo colectivo”.
Esta nota argumenta que tales investigaciones (“el climaterio y la menopausia desde una perspectiva colectiva, interseccional y política”) desvían recursos, erosionan la credibilidad científica y perpetúan un ciclo de producción académica ideologizada, alejándose de la misión original de las instituciones científicas.
Análisis de conceptos subjetivistas
El artículo emplea un lenguaje que extiende categorías más allá de su significado verificable, socavando el rigor científico:
Concept Creep: “Porque el tabú también es una forma de violencia. Allí donde no hay palabras, hay silencios que duelen. Y una de las formas más poderosas de romper esa violencia es nombrar lo que nos pasa: en lo personal, en lo comunitario, en lo colectivo.” El concepto de “violencia” se amplia hasta perderse su definición. De esta manera, todo lo que no acuerde con sus premisas, es violencia.
Conceptos vacíos: Términos como “perspectiva colectiva e interseccional” politizando un proceso biológico.
Términos no fundamentados: Expresiones como “cuerpos trans” o “nombrar lo innombrado”.
Desconexión con la realidad: Redefinir la menopausia como “demanda social” o proponer “ESI para adultas” impone necesidades no demostradas empíricamente: “no había registro alguno del término asociado a perspectiva de derechos o como una demanda social en Argentina”
Construcción de opresiones artificiales
El artículo inventa “derechos” (e.g., protocolos, ESI para adultas) y amplía “violencias” (e.g., tabúes, falta de ESI) para construir narrativas de opresión.
La inclusión de “cuerpos trans” en la menopausia, responde a presiones ideológicas del feminismo interseccional, que confunde sexo con autopercepción. Se señala: ”además, una deuda pendiente: incluir a los cuerpos trans en estas conversaciones. La menopausia también se vive de maneras muy particulares en esta población, y no es fácil investigarlo, porque no hay datos y porque es una población muy castigada.” Esta afirmación, sin sustento empírico, prioriza un canon identitario, revelando una manipulación conceptual.
Estas narrativas generan opresiones artificiales basadas en las siguientes intersecciones:
Clase: mujeres pobres como víctimas de “violencias” frente a ricas con acceso a recursos, sin datos sociodemográficos.
Edad: mujeres mayores “desamparadas” por falta de ESI, frente a jóvenes con acceso, sin evidencia.
Condición sexual: inclusión forzada de “cuerpos trans” en un proceso biológico de mujeres, aunque estas se autoperciban varón.
Cuidados: asume desigualdades en la carga de cuidados sin sustento empírico.
Financiación y politización de la ciencia
Este relativismo socio-constructivista pretende aplicar la idea de derechos a una etapa de la vida de las mujeres: “Para que la experiencia de la menopausia trascienda lo individual y se convierta en una causa colectiva, es necesario articular con el Estado, con el sector privado y con las comunidades, afirma Giordano.” Se opera como una privatización autoperceptiva, convirtiendo a estas representaciones subjetivas en el verdadero titular de protecciones estatales, de privados y de la sociedad en general.
Instituciones como CONICET, UBA, alineadas con el feminismo interseccional, financian investigaciones que priorizan agendas ideológicas. Esta práctica desvía recursos de estudios con impacto social tangible, legitima narrativas subjetivistas bajo el sello académico y perpetúa un ciclo de producción que valora la novedad ideológica por encima del avance del conocimiento.
La inclusión vaga de “cuerpos trans” (“se vive de maneras particulares”) revela la incapacidad de integrar coherentemente conceptos ideológicos en un fenómeno biológico exclusivo de las mujeres, sugiriendo un cumplimiento de cuotas ideológicas más que un aporte científico.
Conclusión
El artículo “Menopausia con perspectiva colectiva” ejemplifica cómo ciertas investigaciones en ciencias sociales, respaldadas por instituciones prestigiosas, sustituyen la ciencia empírica por narrativas subjetivistas.
Al inventar opresiones, redefinir procesos biológicos y mercantilizar la menopausia, estas investigaciones erosionan la credibilidad científica y desvían recursos de problemas reales. Este fenómeno refleja una crisis más amplia en la producción de conocimiento, donde la politización de la ciencia compromete la misión original de instituciones como CONICET y UBA: la búsqueda de la verdad objetiva.
CITA: https://www.laarena.com.ar/caldenia/menopausia-con-perspectiva-colectiva-2025615900
ACLARACIÓN: “Menopausia con perspectiva colectiva” no promueve la medicalización de la menopausia, por lo menos hasta este estadio. Pero creo que la terapia de reemplazo hormonal es legítima para síntomas severos que afectan la calidad de vida, pero promoverla como un “derecho universal” mercantilizaría un proceso biológico natural, convirtiéndolo en un negocio rentable.