Mujer cis versus los abecedarios oprimidos: adivina quién pierde
Una filósofa, activista feminista queer intenta defenderse del ataque de una persona tr4ns resultando en su eliminación de la conversación. Pero ¿por qué no podría ser parte del movimiento de justicia social que persigue el abecedario? Su intercambio es un botón de muestra del ataque a la libertad de opinión que representa la cultura Woke así como el profundo mecanismo de destrucción de su proceso como un velero avanzando con sus velas incendiándose.
Ella es una filósofa, académica queer, y con una profusa historia de activismo político dentro del feminismo argentino, defensora de la ideología de género; en Youtube se la encuentra defendiendo vehemente el texto de Yogyakarta; la defensa del lenguaje inclusivo, todas las banderas del feminismo queer.
En su compilación del libro Sexualidades migrantes, género y transgénero (2003) sostiene que la existencia de dos sexos biológicos es una dicotomía de disciplinamiento, es un producto de una lectura cultural. Argumenta que el sistema cisheteropatriarcal crea enormes injusticias en la población, y las instituciones patriarcales, la ciencia, el derecho, la política y la religión dogmática lo realimentan.
Sin embargo en una cadena de tuits de 2021 es atacada por una persona tr4ns porque ella forma parte de ese grupo dominante opresor. ¿Por qué ella, justamente defensora de la causa tr4ns, no podría ser parte del movimiento de justicia social que persigue el abecedario?
Maximiliano no se dirige a ella respetuosamente, pero ella responde y entiendo que se conocen o por lo menos, ella quiere hacer escuchar sus argumentos. Pero de nada sirve la historia de su militancia por los abecedarios junto a la Lohana Berkins que fue un impulsor destacado por los abecedarios en Argentina, que falleció en 2015. En Wikipedia describen a Berkins como “Teórica y militante por los derechos de las personas LGBT y de las mujeres” . Berkins fue uno de los ideólogos del tr4nsactivismo argentino respaldada por los lobbies gringos de la industria de género.
Sin embargo, Maffia es cancelada porque ser cisgénero, su cuerpo y su género coinciden, de manera tal que pertenece al grupo de los cisheteronormativos heterosexuales, es decir los privilegiados por los que sufren los abecedarios. El sistema funciona en base a una perpetuo sistema de opresión donde ella funciona como cómplice, sin posibilidad de redención.
Esta filósofa sigue creyendo que por su conocimiento, formación y activismo contra la opresión de las diversidades sexuales puede erigirse como una voz autorizada. Ella funciona con la vieja tradición académica de estudio, razón y lógica, donde existe el espacio de una plaza pública de exposición de argumentos lógicos y racionales.
En el intercambio es cancelada por pertenecer al grupo privilegiado, que es más importante que lo que es ella como persona individualmente, por la misma lógica destructiva de poder y jerarquías del sistema Woke.
Según su lógica, la condición de pertenencia del grupo marginalizado atribuye un acceso especial a la verdad en base a experiencias vividas de opresión y dominación, estereotipos y prejuicios que ella, por ser hegemónica, carece, independientemente de su trayectoria como activista.
“Nunca me puse en ese papel. Pero veo que el valor de mi palabra depende de mi condición corporal y sexual” escribe. La lógica Woke la fagocita. Francamente, demuestra un profundo desconocimiento de cómo funciona esta ideología o cree que ciertas “credenciales” la libran de su destitución.
Ella está automáticamente excluida no ya de una plaza pública abierta al debate como el liberalismo propone para la resolución de conflictos. La turba en esa plaza solo funciona con cancelación, denostación pública, humillación y exclusión de quienes refutan sus premisas.
En la lógica Woke, dicen Campell y Manning, el espiral de pureza da vueltas alrededor de reclamaciones de victimismo, privilegios y opresiones. Entre sus filas, hay un temor de aparecer impuro, de ser etiquetado como mal activista, o simplemente problemático. Se deja de comentar, se teme que se le llame la atención. La cantidad de energía utilizada en demostrar pureza para no caer en desgracia en estos ambientes de activistas en continuo movimiento es enorme, se describe en su libro The Rise of Victimhood Culture. No puedo dejar de pensar en los vaivenes mentales de la filósofa activista sopesando cada una de sus palabras, en la redacción de su tuit.
Este intercambio tuitero, es un velero avanzando con sus velas incendiándose. Es un botón de muestra de lo nocivo y autoritario que es lo Woke haciendo añicos lo que supuestamente más defiende cercenando los derechos inalienables al diálogo y el debate razonable.