EL AUMENTO DE CAMBIOS DE "GÉNERO" ENTRE LAS MUJERES: UNA TENDENCIA EN ASCENSO
en la ciudad de Buenos Aires (CABA)
En Argentina la legislación por la libre autodeterminación de género sentido se aprobó en 2012, pero es recién en 2014, cuando las personas comienzan a hacer cambios en sus documentos en la Ciudad de Buenos Aires.
Esta ciudad ostenta la mayor tasa per cápita de cambios registrales del país: 35 por sobre 100.000 habitantes, sobre una población total de 3.120.612 habitantes según el Censo 2022.1
Inicialmente las opciones eran cambiar de “género,” es decir de femenino a masculino y viceversa, pero desde 2021 se incluyó, una tercera opción, la X.2 Esta se define como:
el derecho de las personas que se autoperciben por fuera del binarismo femenino-masculino. La nomenclatura “X” comprende a la autopercepción de género no binaria, indeterminada, no especificada, indefinida, no informada, autopercibida, no consignada, y a cualquier otra acepción con la que pudiera identificarse una persona que no se sienta comprendida en el binomio masculino/femenino.
Al hacer el cambio registral, la oficina advierte curiosamente de la necesidad de contemplar el cambio del nombre propio para que no resulte discordante con el sexo reclamado.3 Con el agregado más reciente de la X, no está claro qué opciones serían las más convenientes.
Con el transcurrir de los años, el número de las personas que cambian su sexo aumenta según los datos oficiales de la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Durante los primeros años aumentó levemente, tuvo una abrupta caída en el año 2020, posiblemente por la pandemia, pero continuó creciendo hasta el último año publicado oficialmente.
Las estadísticas de la ciudad clasifican la información en 4 tramos de edad. El primer tramo de edad, de hasta 17 años, se destaca porque son mayormente las niñas y adolescentes las que cambian sus documentos4 (Ver gráfico 1 al final de la nota).
Entre los jóvenes de 18 a 29 años de edad, es mayor la población femenina que realiza el cambio de sexo registral comparando con la población masculina. La proporción se sitúa en un rango que va desde la mitad hasta dos tercios por cada año (Gráfico 2).
En el caso de personas entre 30 y 49 años, la población femenina varía entre la mitad y un tercio en cada año (Gráfico 3).
El último tramo de edad, de 50 años y más, la población femenina fluctúa entre la mitad a nula por año. El número de casos es ínfimo y son mayormente varones (Ver gráfico 4).5
En resumen, la totalidad de los cambios registrales de la población femenina de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) es relativamente superior comparando con los varones excluyendo la opción X (Gráfico 5).
Sin embargo, este fenómeno no es celebrado por los medios de comunicación, posiblemente debido a la falta de disposición para compartir poder, espacios en los medios, premios y cargos políticos, como se observa en el caso de la parte masculina involucrada.
Volviendo a los datos detallados por edad de la segunda ciudad, CABA con más cambios registrales,6 vale preguntarse: ¿por qué más niñas, jóvenes y mujeres adultas registran su cambio de “sexo” por sobre la contraparte masculina?7
En el caso de las niñas probablemente sería porque para sus padres o tutores legales, el cambio de nombre de nacimiento de femenino a uno masculino, facilitaría acceder a los servicios de salud, en la inscripción en las escuelas, etc. La misma explicación se aplicaría para los niños registrados como “femeninos”.8
Entre las adolescentes, posiblemente se explique por querer borrar su sexo aunque sea en su documento por su propia lesbofobia, debido al contagio social entre sus pares como fue investigado por Lisa Littman,9 entre otras razones.10
En el caso de las jóvenes y mujeres adultas, tener sus documentos en “masculino” o con la “X” probablemente actuaría como una forma de negar ser lesbianas, quizás como una forma de protección, para resguardarse, aunque sea con el documento de identidad, de situaciones de burla o desprecio presentándose como masculinas.
Sin embargo, la lógica inversa no se aplica de manera equivalente. Que un joven o un varón adulto no pueda ni aparentar ser mujer nunca representaría una situación de desprotección —aunque su cambio registral resultara de su propia homofobia. Los hombres poseen su capacidad de violencia física sin expresarla abiertamente, lo cual contribuye al consenso social de evitar romper su ficción mental y señalar que “el emperador va desnudo”.
Gráfico 1

Cuadro 2

Gráfico 3

Gráfico 4

Gráfico 5
https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2_cambio_identidad_de_genero_mayo2020_dnp_renaper.pdf
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/dni-no-binario-que-pasara-con-los-argentinos-que-salgan-del-pais-con-documento-con-x-nid26072021/
Cambios registrales de género inscriptos en el Registro Civil
Trámite que posibilita el cambio de la inscripción relativa al sexo de una persona en el Registro Civil, cuando dicha inscripción no se corresponde con su verdadera identidad de género. Se contempla el cambio de nombre propio para que no resulte discordante con el sexo reclamado. Se emite el nuevo documento nacional de identidad correspondiente, conservándose el número original. https://www.estadisticaciudad.gob.ar/eyc/?cat=9642
El cambio de sexo registral en niños pequeños es resultado de la participación activa de adultos de su entorno a favor de interpretar y etiquetar las conductas infantiles en base a los estereotipos sexuales del orden patriarcal.
La provincia con más cambios registrales es la Provincia de Buenos Aires, seguida por CABA.
El mismo fenómeno está ocurriendo en la Comunidad Autónoma de Catalunya https://dofemco.org/blog/2023/07/01/de-chica-a-chico-de-mujer-a-hombre-por-que-no-se-analiza-este-sector/
Errasti y Pérez Alvarez en su libro Nadie nace en un cuerpo equivocado (2021) señalan que en la etapa infantil, el sufrimiento que surge de los procesos psíquicos individuales y el entorno emocional, relacional y social resultaría de la propia falacia de creer que nació en un cuerpo equivocado, por lo tanto es en el entorno familiar o más cercano, donde debería buscarse el error.
En su estudio de 2018, Lisa Littman encuestó a padres de adolescentes transgénero o que mostraban incertidumbre acerca de su identidad de género. Los resultados revelaron que aproximadamente el 80% con una edad promedio de 15 años, anunciaron su identidad de género de manera inesperada. Estos casos fueron clasificados como disforia de género de inicio rápido. Además, se observó que estas niñas formaban parte de grupos de amigas en los que varias o todas ellas comenzaban a identificarse como transgénero casi simultáneamente siguiendo las pautas como cualquier otro producto de moda. Un factor adicional presente en estos casos era el uso intensivo de internet y las redes sociales, como Tumblr, Reddit, Instagram y Youtube, que actuaban como cámaras de resonancia auto-referenciales.
https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0202330
Un segundo trabajo de 2021, confirma sus resultados. https://link.springer.com/content/pdf/10.1007/s10508-021-02163-w.pdf
No sorprendería que las mujeres fueran seducidas por la idea de “transicionar” a varón debido a la violencia física, sexual, la desigualdad económica más la presión por la heterosexualidad entre otros factores, en la presente sociedad patriarcal.