Está claro que la categoría de identidad de género no podía resolverse satisfactoriamente simplemente intercambiando el sexo (como si eso fuera posible) con la ley trans de 2012. Esto se debe a que la identidad de género es intrínsecamente una categoría sin límites y con validación estatal.
Para profundizar aún más el desquicio, un decreto Nro 476/21, del presidente Alberto Fernandez (2019-2023) convierte a la Argentina en el primer país de la región en reconocer una tercera opción, la X. Se agrega una tercera opción en los sistemas de registro e identificación de los documentos y en el pasaporte, tanto para nacionales como extranjeros.1
La tercera opción con la X en los documentos, se define como:
el derecho de las personas que se auto perciben por fuera del binarismo femenino-masculino. La nomenclatura “X” comprende a la autopercepción de género no binaria, indeterminada, no especificada, indefinida, no informada, autopercibida, no consignada, y a cualquier otra acepción con la que pudiera identificarse una persona que no se sienta comprendida en el binomio masculino/femenino.
Todavía no hay cifras disponibles que nos permitan determinar la tendencia de los ciudadanos que han optado por esa alternativa, pero está claro que este nuevo ordenamiento viene a seguir pervirtiendo el acuerdo social. Veamos lo ridículo que aparece lo que anteriormente se pedía para realizar el cambio registral en CABA:
“Cambios registrales de género inscriptos en el Registro Civil (Población): trámite que posibilita el cambio de la inscripción relativa al sexo de una persona en el Registro Civil, cuando dicha inscripción no se corresponde con su verdadera identidad de género. Se contempla el cambio de nombre propio para que no resulte discordante con el sexo reclamado. Se emite el nuevo documento nacional de identidad correspondiente, conservándose el número original”.2
En español los nombres propios tienen marca de género que se corresponde con el género gramatical de la persona. La administración de la ciudad quiso creer que podía mantener ese entendimiento social (que descansa en acuerdos sobre cómo nos nombramos). Por supuesto, se lo planteó como una recomendación, pero con la opción no binaria, quedó completamente desactualizada.
Esto podría interpretarse como otra nueva versión de un “autoritarismo soft” según lo plantea Rod Dreher.3 No sabremos cómo tratar a esta persona sin atentar contra su autopercepción, sin cometer un acto de discriminación. El será quien indica cómo debe tratársele.
Se recrea un control social sobre cómo nombrar a la realidad (todos sabemos en segundos el sexo de la persona) sujeta a las premisas de la ideología de género, sin necesidad de las fuerzas de seguridad, de la violencia física. Dreher argumenta que no existen métodos duros, solo métodos suaves: se mantiene el control de la población proveyéndoles de todo lo que quieren, sexo, pornografía, entretenimiento, aliviando sus ansiedades y sufrimientos, y así nadie tiene que estar contra el estado.
Esto no solo cuesta tu libertad sino también tu humanidad, porque la esencia de este autoritarismo soft toma forma cuando las personas ceden sus libertades en aras de tener un acuerdo para evitar la sanción social, etc. Con la eficaz estrategia de adoctrinar a toda la administración pública con la Ley Micaela, se consiguió así el acuerdo tácito y el sometimiento de la burocracia, mientras otro tanto ocurre en el ámbito educativo con la ESI, entre otras estrategias de control ideológico.
Durante los cuatro años, el gobierno albertista, de esta manera se destacó por la amplificación de las medidas transgeneristas, tanto dentro de su gestión como también con sus legisladores.4
En ocasión del documento no binario, el presidente mostró cuán comprometido está, contando escenas de su vida privada. “Cuando mi hijo me habló sobre su sexualidad le dije que no es un tema mío. Yo lo voy a amar siempre, sea lo que sea. Y siempre le digo a Tani: ‘A mí lo único que me preocupa es que seas feliz‘".
El hijo del presidente Fernández, Estanislao Fernández (26) cambió su identidad y se anotó como persona no binaria ante el registro civil, casi un mes después que su padre incluyó por decreto. Su hijo declaró a la prensa: "Está bueno entender que un plástico no dice quién sos ni define tu identidad ni nada por el estilo”, comentó con su nuevo nombre, Tani. "Pero me ampara en un marco jurídico para hacer respetar mi identidad, entonces yo estoy muy feliz”.5
Alberto Fernandez aprovechó para encabezar un acto de entrega de documentos para personas no binarias. Allí también declaró: “Al Estado no debería importarle el sexo de sus ciudadanos”.6 Esta afirmación no podía ser más absurda y ridícula de una persona que ejerce su función como presidente de todos los argentinos, con las particularidades intrínsecas de las mujeres y los varones en este país.
Pero no se salvó de un momento incómodo, cuando una persona al recibir su DNI no binario, reclamó por la nomenclatura. Además se sumó alguien que gritó: “Mi sentimiento interno no es una X. Lo quiero dejar bien en claro” sosteniendo un cartel con el mismo mensaje de la remera. Efectivamente, el mensaje transgenerista es que al salirse de la opresión de los sexos, se abren una diversidad de identidades que las tres opciones no alcanzan a cubrir. A lo que el presidente respondió: “Estoy seguro de que hay otras formas, pero están incluidas dentro de esa X, que es una convención internacional que nos permite abrir derechos dentro de los límites de las convenciones internacionales”.7
Posteriormente, a partir de esta modificación registral, una activista celebra que pueda nombrarse “no binaria, persona de género fluido”. También agrega a la lista de sus logros personales, poder mostrarse después de la extirpación de los pechos, por la asistencia de salud que garantiza la Ley de identidad de Género.
Ahora posee su documento no binario, celebra su próxima participación a la marcha de orgullo y por su cirugía cree estar mucho mejor (¿dónde estaría la propaganda de la industria de género si no la nombrara?). Todo esto ocurrió en un programa de la TV Pública. La estrategia estatal continúa: utilizar los medios de comunicación para publicitar a la identidad de género como liberadora, y atribuirle a la intervención médica de un cuerpo sano, un valor positivo.
Esta joven en el programa de televisión aparece como “doctorandX en Ciencias Sociales (Universidad de Buenos Aires)”. Pero no tiene tal doctorado en la introducción a un artículo posterior de su autoría, del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (MMGS) que veremos seguidamente. Ahí se indica que tiene un Magíster en Estudios y Políticas de Género de la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Diploma superior en Formación política (CLACSO), Especialista Superior en Conducción de las Instituciones Educativas (Joaquín V.Gonzales), Especialista Superior en Profesore Tutore (JVG), profesorE de Castellano, Literatura y Latin (JVG) con publicaciones a nivel nacional e internacional. Ha publicado un libro titulado: Soy Sabrina, soy Santiago.
No ha estudiado en la UBA según esta publicación, pero ¿por qué se tiene la sensación de que las credenciales educativas no son importantes, hasta el punto de que podrían ser todas inventadas, sin que importe? La discrepancia entre la presentación de un currículum en televisión y en una publicación revela una preocupante verdad: la percepción del valor de la educación formal y sus diplomas está en declive. ¿Si cambiar el sexo a tres opciones ficcionales, validadas oficialmente es posible, acaso las credenciales no podrían ser manipuladas o sencillamente confundidas, sin consecuencias?
Esta joven también trabaja como auxiliar en la Gerencia de Género, Diversidad y Derechos Humanos del Banco de la Nación Argentina. ¿La razón de este empleo no corresponde al adoctrinamiento en su paso por las instituciones educativas antes citadas que solo se encargan de reproducir activistas?
La nota por la que se conocen en detalle sus credenciales educativas corresponde a la compilación de trabajos titulada Mujeres, y LGBTI+ en Argentina, del MMGD de 2023. Su trabajo se llama: Identidad de género tenemos todes. Argumenta cómo el sistema “heterocispatriarcal” ha dominado el sistema de registro de las personas. Hasta ahora, ha existido un régimen binario: por un lado, lo normal, estándar, común y usual, y por el otro lado, los trans, víctimas de la mirada patologizante, enferma, no natural y anormal.
Sin embargo, el trámite de cambio registral de la identidad de género es otro acto de diferenciación victimizante. Ella señala que son los trans, travestis y no binarios, los únicos que deben llevar a cabo el cambio registral y la actualización de sus datos. Aunque es gratuito, “muchos otros son onerosos para las personas que han decidido realizar dicho cambio y sobre las cuales la ley no se expide al respecto. A modo de ejemplo, podemos citar la renovación de la licencia de conducir devenida de un cambio del DNI. Allí es la persona quien debe abonar la renovación en lugar de asegurarle su gratuidad, porque pareciera que solo las personas trans, travestis y no binarias (o personas no cis) tenemos identidad de género”.
Este es el nudo de su artículo. Podríamos arriesgarnos a afirmar que todos sus escritos y participaciones públicas tendrán la misma línea argumentativa militante. De otra manera no podría haber sobrevivido en el mundo de la repetición de las premisas transgeneristas, o hubiera sido cancelada.
Su alegato ejemplariza la función del MMGD, que como todo el aparato estatal, consiste en estar a ambos lados del mostrador: por un lado aparecer como comprensivos con las demandas de esta minoría supuestamente abusada por el sistema y simultáneamente, por el otro, reproducir sus disparatados argumentos, como asunto de máxima importancia para la ciudadanía.
Este estado transgenerista con empatía suicida, cría jóvenes que, aún con su nuevo documento no binario, nunca estarán satisfechos porque su razón de ser es buscar relaciones de opresión en donde sea, porque así es el mundo queer. Esta es la invención de la existencia trans, en interminable queja, trauma y dolor generados exitosamente desde la clase dominante.
Visto de otra manera, las dos situaciones de jóvenes reclamando por más medidas, es la extensión de un estado asistencial paternalista,8 que con el mensaje de ser progresista y tolerante, genera activistas dependientes y perpetuamente insatisfechos.
El diseño está concebido para inducir la creencia que su presidente, sus funcionarios públicos están en contacto directo, entendiendo y solucionando las necesidades de esta minoría. Su distancia de poder es nula entre los políticos de turno, la administración pública y los eternos víctimas,9 porque su diseño incluye la autodestrucción de las instituciones civiles.
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https://www.estadisticaciudad.gob.ar/eyc/?page_id=120212
No solamente decretó la X como opción en los documentos de identificación, también: estableció el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades de la Nación (MMGD); se sancionaron las leyes como la Ley Micaela (n°27.499), Ley de Promoción al Empleo para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero (n°27.636). Desde 2021, el CUIL ya no va a distinguir entre varones mujeres; se adoptó el lenguaje inclusivo en todo la administración del estado; se estableció un protocolo para afianzar el borrado de la mujer en toda la producción de contenidos comunicativos gubernamentales; se presentaron proyectos de ley como la Ley Integral Trans.# Además, para cercenar aún más la libertad de expresión y la impartición de la justicia, se presentó el proyecto para amordazar a jueces que tengan posturas contrarias a la ideología de género#entre muchas más acciones políticas.
https://www.dw.com/es/hijo-del-presidente-argentino-se-registra-como-persona-no-binaria/a-58851020 https://www.eldiarioar.com/sociedad/hijo-alberto-fernandez-recibio-dni-no-binario-nuevo-nombre-tani_1_8218197.html
https://www.elimparcial.com/mundo/2021/07/21/opcion-x-los-nuevos-documentos-de-identidad-de-argentina-para-personas-no-binarias-ineditos-en-latinoamerica/
https://www.infobae.com/politica/2021/07/21/el-incomodo-momento-que-vivio-alberto-fernandez-en-el-anuncio-del-nuevo-dni-para-personas-no-binarias-no-somos-una-x/
Laura Di Marco, Juicio al peronismo. Sudamericana. 2024.
Michael Lipsky, Street-Level Bureaucracy, Dilemmas of the Individual in Public Services, Russell Sage Foundation. 2010. Este autor argumenta que los dilemas del trabajador de los servicios públicos residen en balancear los ideales del servicio con las realidad prácticas del trabajo.